MISTERIOS DOLOROSOS
1°MISTERIO:
La muerte de San José:
“…El dulcísimo Jesús
se acercó a él y le recibió en sus brazos, y estando reclinada la cabeza
en ellos, dijo: Señor mío y Dios Altísimo, Hijo del Eterno Padre, Criador y
Redentor del mundo, dad vuestra santa bendición a vuestro esclavo y hechura de
vuestras mano, perdonad, Rey piadosísimo las culpas que como indigno, he
cometido en vuestro servicio y compañía. Yo os confieso, engrandezco y con
rendido corazón, os doy eternamente gracias porque entre los hombres, me eligió
vuestra dignación, para esposo de vuestra verdadera Madre, vuestra grandeza y
Gloria misma sean mi agradecimiento por todas las eternidades. El Redentor del
mundo, le dio la bendición y le dijo : Padre mío, descansad en Paz y en la
Gracia de mi Padre Celestial y mía y a mis profetas y santos, que os esperan en
el Limbo, daréis Alegres Nuevas de que se llega ya su redención…En estas
palabras de mismo Jesús y en sus brazos expiró el Santo y Felicísimo José, y su
Majestad le cerró los ojos y al mismo tiempo la multitud de los ángeles, que asistían
con su rey Supremo y Reina, hicieron dulces cánticos de alabanza, en voces
celestiales y sonoras
(San José en la
Mística ciudad de Dios. Venerable Sor María de Jesús de Agreda. ).
Ofrecimiento:
Padre, te damos gracias por haber elegido a San José para tan
sublime misión, y por tenerlo ahora coronado de Gloria y majestad en tu Reino
eterno, te suplicamos que por su intercesión, tengamos la dicha de una buena
muerte, en lo dulces brazos de Jesús y de María. Amén.
2°MISTERIO:
La despedida de Jesús y
María para iniciar su Dolorosa Pasión:
Jesús y María siempre inseparables por estar unidos en el
FIAT Divino, se ven en la tarde del Jueves santo en la dura prueba de la
separación, pero todo lo aceptan con amor por nuestra salvación, Jesús antes de
dar inicio a su pasión , va con su Madre a pedirle su bendición. En este acto
Jesús nos enseña la obediencia, no solamente exterior, sino especialmente la
interior que se necesita para corresponder a las inspiraciones de la Gracia.
Antes de hacer cualquier cosa pidamos la bendición de Dios, para hacer que
todas nuestras acciones tengan el toque de la
Divinidad y atraigan sobre nosotros y sobre todas las criaturas las
bendiciones del cielo.
(Las Horas de la Pasión de Ntro.
Señor Jesucristo, Luisa Piccarreta).
Ofrecimiento:
Bendito Jesús, por esta amarga separación, te pedimos que
tengan nuestros corazones, familias y
comunidades en medio de sus dos corazones amantes. Amén.
3°MISTERIO:
La Agonía de Jesús en
el huerto de los olivos:
“Después de esto Jesús salió y se fue, como era su costumbre,
al monte de los olivos, y lo siguieron también sus discípulos. Llegados al
lugar, les dijo: “oren para que no caigan en tentación. “Después se alejó de
ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando las rodillas oraba
con estas palabras: “Padre, si te es posible, aparta de mí este cáliz, pero que
no se haga mi voluntad sino la tuya”. (Entonces se le apareció un ángel del
cielo para animarlo. Entró en agonía y oraba con mayor insistencia. Su sudor se
convirtió en gotas de sangre que caían hasta el suelo.) …. (Lc.22, 39-44).
Todo lo que Jesús sufre en su cuerpo Santísimo el viernes
santo a mano de los hombres, es la representación externa de todo lo que sufre
en su alma santísima especialmente en esta agonía, donde se presentan ante El
todos los males de todos los tiempos, así como el dolor más desgarrador para
El, que es la perdición delas almas y los pecados de los consagrados, por esto
aún hoy unidos a Jesús, en su Divino querer hemos de pedirle al Padre que
aparte de Jesús estos tres cáliz de amargura:
Ofrecimiento:
Padre, te ofrecemos los infinitos sufrimientos que Cristo ha
padecido por nosotros en su alma adorable, pidiéndote que le concedas todo lo
que el mismo te ha pedido durante sus tres horas de dolorosa agonía, para que
no se pierdan más almas y para que los sacerdotes, religiosas , Misioneros y
familias seamos Santos. Amén
4°MISTERIO:
El encuentro de Jesús y
María en la vía dolorosa:
…“Ah, Jesús mío, ahora comprendo todo, es tu Madre, que cual
paloma herida te está buscando. Quiere decirte su última palabra y recibir tu
última mirada; tú sientes sus penas, su corazón lacerado en el tuyo,
enternecido y herido por el amor de ambos. La encuentras abriéndose paso a
través del gentío queriendo a toda costa verte, abrazarte y decirte por última
vez: Adiós. “Pero tu quedas aún más dolorido al ver su palidez mortal y todas
tus penas reproducidas en ella por la fuerza del amor. Si Ella sigue con vida
es solamente por un milagro de tu omnipotencia divina. Diriges tus pasos hacia
ella, pero aduras penas pueden cruzarse la mirada. ¡Oh dolor del corazón de
ambos!, los soldados se dan cuenta y a golpes y empujones impiden que Madre e Hijo se despidan por última vez. (Horas de la
pasión de Ntro. Señor Jesucristo; Luisa Piccarreta).
Ofrecimiento:
Amado Jesús, llévanos en este camino de aprender a vivir en
tu Voluntad Divina, hasta que lleguemos a amarte con el mismo amor y corazón de
tu madre Stma. Para que como ella te ofrezcamos actos perfectos de reparación y
adoración. Amén.
5°MISTERIO:
La crucifixión, muerte
y sepultura de Jesús:
Meditemos en los dolores del corazón Inmaculado de María al
contemplar cómo es crucificado su Hijo Divino al que ha amado más que todas las
madres, como es traspasado, como agoniza durante tres largas horas mientras
nada en un mar de dolor, como entre tantos sufrimientos sigue amando a los
hombres y estos lo siguen ofendiendo e insultando, y finalmente como muere, y
es luego dejado en sus brazos aquel Hijo –Dios que Ella nos entregó vivo y
hermoso en Belén, y que nosotros ahora le devolvemos destrozado y muerto, y
hasta su cuerpo en el cual aunque muerto podía desahogar su amor y dolor ,
también le es quitado para ser sepultado; no ha habido dolores semejantes que
estos, además meditemos en San José
contemplando desde el silencio de la eternidad este espectáculo de amor y de
dolor que deja estupefacto a todo el cielo.
Ofrecimiento:
Padre, te ofrecemos
estos dolores indescriptibles de los Sagrados Corazones en reparación de todos
nuestros pecados y los de nuestras familias y pidiéndote que una redención tan
abundante no sea inútil para ninguno de nosotros. Amén.
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